jueves, 28 de septiembre de 2017

El niño que robó el caballo de Atila, de Iván Repila

Voy con esta pequeña (por extensión) GRAN (por contenido) fábula.

Argumento:
Dos hermanos, el Grande y el Pequeño, luchan por salir del pozo en el que han sido confinados en mitad de un bosque. A pesar del hambre, no prueban el contenido de una bolsa de víveres que descansa en el fondo cenagoso del agujero. Se alimentan de lo que proveen las paredes húmedas y arcillosas, y beben agua con sabor a tierra. Que sobrevivan o no depende de su fortaleza y de su ingenio. A través de una trama sencilla de gran poder metafórico y de una prosa de enorme belleza, esta impactante fábula para adultos encierra una incisiva reflexión sobre la condición humana.

Fuente: Planetadelibros.com 



Autor:
Éste es su segundo libro tras "Una comedia canalla". Fue publicado primero por Libros del silencio, que cerró en 2013, y Seix Barral lo ha recuperado este año, con acierto, desde mi punto de vista. Ya en febrero la editorial publica "Prólogo para una guerra".
Quizá la suya es una historia de tristes y felices casualidades, algo que se empieza a dar mucho en un mundo editorial que a veces parece enloquecer y no seguir una línea coherente. Crees que has publicado un primer libro y que todo irá rodado a partir de ese momento... Y no. 
Un gustazo ver que a un autor de su calidad, y que aborda temas que no son fáciles, se le dan oportunidades. El tema que veo en común en sus libros es el de la pérdida, el de la distorsión de la realidad, y cómo los individuos se amoldan a él. Dejar al lector en la incertidumbre más absoluta, para que sea él quien vaya encontrando y ensamblando las piezas del puzle, a su manera.

Opinión:
Me ha gustado. Es un libro para reflexionar, de esos que te dejan poso con el paso del tiempo, y que gana con cada relectura.
Con pocas palabras expresa taaantas cosas, en este caso una palabra vale más que mil imágenes, frase que por otra parte yo siempre he creído. Construye frases que expresan el momento por el que pasa cada uno de los chicos de forma certera, no se anda con rodeos.

Lo primero que me llamó la atención es que los capítulos se numeran siguiendo el orden de los números primos, primera luz que se enciende en tu cabeza y te lleva a recordar la Teoría, en este caso concreto me recuerda a los números impares consecutivos. Nunca se tocan. Siempre son dos que tienen otro más entre medias (3 y 5 ó 5 y 7), parecen independientes e individualistas...

Al comenzar la lectura, me da por pensar que los personajes, Grande y Pequeño, son una especie de Caín y Abel. Que uno hará el papel de bondadoso y tendrá la situación bajo control, y el otro solo pensará en su propia supervivencia.
Pero qué va, no es tan simple, los dos pasan por muchos estados. Estas situaciones son las que van transportando al lector a distintos estados. Por ejemplo el Pequeño al principio tiene sueños "dulces", más allá de las raíces, los gusanos y el barro, pero enseguida muta en una especie de Maquiavelo. Empieza a tener monólogos (o diálogos según cada cual) sobre temas que a Grande se le escapan.
Supongo que uno de los puntos centrales de la trama es ver cómo evoluciona cada uno, el grado de supervivencia que consigue desarrollar cada uno de los hermanos. La pérdida por encima de todo, y de la infancia por debajo de todo.

Hay que leerlo para resolver el misterio del título, solo diré que hay avidez, deseo, pretensión de destrucción.
La rabia, la calma y la voluntad como proceso.

Otra cosa que me llama la atención es la forma en que se ordenan los hermanos por el nombre, en una especie de grado o de rango de subordinación, puede ser otra clave del libro.
El pozo, como lugar que les provee, cuando peor están. Otra incógnita a resolver. Y, mientras, la "bolsa de mamá", otro elemento que no deja de asombrar al lector.

El final es de lo mejor de la historia, vaya giro de los acontecimientos... Sin palabras. Llegas al punto en el que despegas (reflexionas) y puedes sacar unas conclusiones, las claves, el rastro que ha ido quedando en la mente tras cada una de las páginas.
Pero para eso hay que echarle un hondo vistazo a este relato visual.


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