domingo, 15 de octubre de 2017

El corazón de los hombres, de Nickolas Butler

Argumento: Verano de 1962. Nelson, un chico de trece años, es el corneta de un campamento de boy scouts. Sus medallas, su habilidad para encender el fuego y el celo con el que desempeña sus tareas no son la mejor manera de ganarse amigos. Solo Jonathan, el chico más popular del campamento, le presta un poco de atención: es el único que se acuerda de su cumpleaños y el único que lo defiende de los abusones. Jonathan y Nelson no lo saben todavía pero en su infancia forjarán una amistad que resistirá el paso del tiempo y que les ayudará a soportar los golpes que la vida tiene reservados para ellos.
Tres generaciones de hombres se enfrentan a sus flaquezas en ese territorio, no siempre bien delimitado, que separa lo heroico de lo cobarde, el bien del mal, la fidelidad de la traición. Una inolvidable novela sobre las dificultades y las recompensas de las grandes amistades.
Fuente: librosdelasteroide.com

Autor: La soledad y la nostalgia como forma de vida. Lleva la máxima de cualquier tiempo pasado fue mejor a las últimas consecuencias en sus libros. Hace unos años llegó y triunfó con "Canciones de amor a quemarropa", un libro que cuenta cómo nuestras raíces siempre orbitan sobre nosotros y el poder del hogar en tu infancia y juventud, del que nunca te vas del todo. Se convirtió en un fenómeno editorial, y obtuvo tantas buenas críticas como malas. Trabajó en un Burger King y pasó por otros sitios que nada tienen que ver con la literatura, antes de dar el salto. Su Wisconsin natal suele ser el escenario de sus relatos, aunque habla de cosas tan universales, que el escenario podría ser cualquiera.

Opinión: Me ha gustado, pero no me ha convencido del todo. Es una obra intimista, cualquier lector puede sentirse fácilmente identificado con el ñino protagonista, Nelson. Y reconocer la relación de amistad que tiene con el otro chaval protagonista, Jonathan. El libro se divide en tres partes, primero los personajes viven su infancia en 1962, en el campamento Chippewa de Wisconsin, donde realizan actividades de todo tipo. Y donde viven al margen, lo que pueden, de los adultos. La segunda nos traslada a 1996, ya han recorrido varias etapas de su existencia, y se reencuentran. Es el punto de inflexión que va a marcar el resto de sus días. Llegamos en la tercera a 2019, donde se resuelve la trama, donde el desenlace justifica todo lo vivido. Y el escenario es el mismo: el campamento. Un lugar que siempre hemos visto en las películas como algo cómico, donde se producen situaciones surrealistas. Pero, en este caso, las chiquilladas típicas nos llevan a lo trágico. Vemos pasar muchas líneas, pero son líneas que muchas veces hemos visto sobrepasar en nuestra realidad. Hoy se llama bullying, y, por suerte, cada vez está más condenado.

                       Cualquier campamento de boy scouts, en cualquier lugar de EEUU

Nelson no es el héroe que al lector le parece, para sus compañeros es todo lo contrario. Es un niño solitario, y en ocasiones, repelente. Que intenta integrarse y que le puede más el deber para con los adultos. El lector sufre porque desde el comienzo se vislumbra que su problema es él mismo. La única conexión que tiene con el resto del mundo es Jonathan, es lo que mueve la historia. 
Nadie es bueno o malo en la trama, hay una escala de grises muy amplia, el futuro de cada personaje te lo imaginas, y el futuro no es lo que se vislumbraba, nadie tiene garantizada que su vida vaya a ir por unos lugares o por otros por la forma en que se desarrollan sus primeros años. El destino no existe, y hay muchos obstáculos que uno no puede imaginar y que lo que dijimos ayer sobre alguien puede ser uno de los tanto errores que nosotros cometeremos, que se nos presentará en forma de decisión.
El destino de los personajes en un principio es muy claro, pero al final resulta extraño. La evolución es bastante lógica, llenos de idealismo en la primera parte y de frustraciones posteriormente. La vida les va curtiendo, cosa que el lector no ve, pero cuando te vuelves a encontrar con ellos vas conectando los trozos de sus peripecias vitales.

Lo que me pasa con el final (que es lo que no me ha convencido) es que es un poco chocante. El libro te va llevando por un camino, bastante interesante, y el hecho que desencadena el desenlace es imprevisible pero simple. Se desarma todo lo que se ha ido construyendo a lo largo de las páginas. Pensaba que ésto sería algo más relacionado con Jonathan y Nelson. Pienso que quería impactar al desviarse un poco del camino. Aún así el recorrer la trama de principio a fin es un gustazo. Porque como diría Nelson: "Los héroes son los que se guían por el corazón y no por la cabeza, no calculan ni evalúan", así que  sigo su consejo...

Últimamente se están editando unas cuantas buenas novelas de iniciación, y a mí la primera parte del libro me ha trasladado a títulos como "El guardián entre el centeno" por su crudeza, por el descreimiento por el que pasan, por los cauces por los que les va llevando la vida. Porque Nelson es el vigía, como lo pretendía ser Holden Caulfield. O al "Retrato del artista adolescente" de Joyce, por la incomprensión, por el sentirse una isla. O a "Algún día este dolor te será útil", son chavales muy distintos, el de este libro es más inocente. El James Sveck, de Peter Cameron, es más espabilado, más cínico con su realidad, pero claro, es un chaval de esta década, un millennial. Tres grandes libros.


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